- En
1951, Antonio Romera deliraba con las similitudes entre la obra de ciertos
pintores chilenos y europeos. Cada vez que miraba una marina de Charles
Wood veía a Turner o a Monet. Valenzuela Llanos traía los aires de París
a los paisajes de Lo Contador. Juan Francisco González pintaba cuadros
impresionistas en Melipilla.
- Una
cantidad importante de críticos sigue buscando en el arte chileno los ecos de
Turner y Monet. Otros hacen de las obras estampas ilustrativas para el
discurso político. Otros juegan a insertarlas en complicados diagramas de
sentido, altamente retóricos (e innecesariamente complejos).
- El
artista quiere que el crítico arregle un discurso para su obra. El
espectador cree en el discurso del crítico. La obra dice lo que el crítico
quiere que diga. El sistema del arte -no es otra cosa lo que está en
juego- funciona como reloj.
- En
la boca del crítico aparece el sentido como por arte de magia.
(párrafos escritos en las cajas)